Una parte esencial en la educación es conseguir que sea práctica para los alumnos, que todo aquello que han estado estudiando en los libros o visualizado en una tablet, lo puedan comprobar “in situ”, lo puedan “palpar”, lo puedan ver. Y ahí es donde entra esta otra forma de enseñar, lo que comúnmente hemos denominado las salidas complementarias.

Es aquí, donde la labor del docente y de la familia es esencial para que el alumno comprenda la importancia de este tipo de actividades. El hacer de las mismas algo dinámico, instructivo y pedagógico. Que salgan convencidos de que han aprendido algo nuevo, que salgan motivados para que continúen en su etapa de aprendizaje.

Haciendo un simple recorrido por las salidas que se han realizado en el presente curso, tenemos:

  • Vivir nuestra historia recorriendo un castillo, sentirse como un caballero o una dama paseando por sus murallas.
  • Caminar por nuestro entorno natural, aprender a respetarlo, a maravillarse del encanto de la primavera o del colorido del otoño.
  • Convivir con personas de otras profesiones; policías, guardia civil…., conocer sus experiencias.
  • Sentir la magia del teatro, de un concierto. Ver como los actores y músicos son reales, no una figura plana que se ve en la televisión.

Otras muchas actividades quedan en el tintero, aventurarse en el espacio visitando el Planetario, o descubrir la complejidad del mundo animal explorando Faunia.

Pero de entre todas, una de las que más llama la atención es ver la cara de un niño delante de un cuadro tres veces más grande que él.

Son muchas y variadas todas estas actividades, os animamos desde el colegio a que vuestros hijos participen en ellas.

Termino con una reflexión personal:

“Cómo le podemos pedir a un niño que lea si no le proporcionas un libro, entonces; cómo podemos pedir a un alumno que aprenda para la vida, si no le acercamos a la vida misma”


Colegio Juan Pablo II – La Inmaculada