AUTONOMÍA DEL NIÑO EN EDUCACIÓN INFANTIL
La autonomía es la capacidad para realizar una tarea o actividad por uno mismo. En Educación Infantil esta conquista es esencial para fijar una base firme en el niño de esta edad. El desarrollo de la autonomía personal es un aspecto importante para su progreso. Un niño que es autónomo para vestirse, para comer solo… también lo es para la relación con los otros y para empezar a resolver conflictos o problemas cotidianos. Como profesoras, debemos guiar estos hábitos para que nuestros alumnos vayan sintiéndose autónomos.
Cada día son más los padres que nos piden consejo sobre cómo hacer para contribuir al desarrollo de sus hijos y nuestra respuesta siempre va dirigida a la conquista de la autonomía, ya que, en la medida en que conozca el modo de proceder y sienta que puede realizar ciertos hábitos sin ayuda de un adulto, aumentará su autoconfianza.
Como norma general, todo aquello que el niño pueda hacer solo, siempre que no entrañe peligro, debe hacerlo él mismo.
Por supuesto, debemos siempre prestarnos disponibles y atentos en la manera en la que proceden y mostrar siempre una actitud comprensiva y respetuosa, desestimando cualquier actitud de proteccionismo, ya que puede llevarles a la desconfianza y a una futura frustración. Eso sí, siempre desde el refuerzo positivo y respetando su iniciativa. Debemos potenciar cada intento y apoyar en los momentos confusos, animándoles a avanzar. Hemos de fomentar retos y conquistas.
En nuestro día a día, son muchos momentos en los que se trabaja la autonomía para que los alumnos se encuentren dentro de un clima de confianza y sepan además, anticipar lo que viene después. Desde que los niños entran en clase, ya saben lo que tienen que hacer: Se quitan su propio abrigo, lo cuelgan en su percha junto a su mochila, cogen su babi, se lo ponen y se lo abrochan; cogen un cuento y esperan.
Un claro ejemplo de nuestra práctica de la autonomía en el colegio, lo tendríamos en cómo van aprendiendo a abrocharse el babi. Obviamente, al principio no son capaces de abrocharse los botones porque no tienen la destreza necesaria, por lo que no se les pide que se lo abrochen, aunque sí se les va animando poco a poco. Cuando un alumno viene con el babi abrochado, aunque el botón no pertenezca a su ojal y le cuelgue un poco más el babi de un lado, no importa. En ese momento, lo importante es su logro y debemos reforzar esta gran iniciativa y la conquista de este pequeño reto. Si justo en ese momento tomamos la errónea decisión de recolocar el babi, el niño tampoco valorará su actuación, entenderá que no lo ha hecho bien y no se sentirá seguro cuando tenga que realizarlo de nuevo. Por este motivo, es muy importante prestar atención a las nuevas conquistas de nuestros niños y seguir muy de cerca su progreso. Porque de nuestra respuesta dependerá el desarrollo de la capacidad para seguir aprendiendo, así como su autoestima.
Estimular su razonamiento es otra manera de incentivar su autonomía. Si en vez de ofrecer respuestas rápidas y cortas a sus preguntas les motivamos para que reflexionen sobre una cosa y otra y les escuchamos atentamente (guiando siempre las conclusiones), estaremos consiguiendo que valoren lo importante que es aquello que han aprendido y, de esta forma, desarrollen su pensamiento y capacidad de razonamiento. Esto les ofrecerá seguridad para pensar por sí mismos.
¿Qué actitud debemos tomar para desarrollar su autonomía?
Como hemos dicho, siempre debemos mostrarnos positivos, animarles en sus iniciativas y evitar caer en la tentación de protegerles de posibles fracasos. El error forma parte del aprendizaje y es algo que debe experimentar también por sí mismo, para adquirir herramientas que le lleven al éxito.
Además, debemos evitar hacerles las cosas sólo porque así tardamos menos. Esto es algo en lo que incidimos mucho con los papás, ya que caer en este error es muy habitual y así no favorecemos su desarrollo, más bien al contrario, lo entorpecemos y no les dejamos avanzar.
Hay muchísimas actividades en las que un niño de Educación Infantil puede cooperar, otras que pueden hacer solos… y una tras otra, aprenderán a ser personas autónomas y responsables y esta actitud la extrapolarán a todos los ámbitos.
Esta actitud, al final le acabará llevando a realizar sus tareas solo, a adquirir un sentido de la responsabilidad y a ganar autoconfianza y seguridad en sus relaciones.